sábado, 10 de julio de 2010

Detrás de cada corredor hay un gran escritor





Detrás de cada corredor hay un gran escritor. O al menos eso es lo que creo. Aunque no me atrevería a decir lo mismo en sentido inverso, no conozco a suficientes escritores como para ratificar tal aseveración. Posiblemente a escritores afamados o simplemente aquéllos que de su escritura hacen su medio de vida, les puedan ofender mis palabras pero lo cierto es que me importa poco, por no decir nada. Hace tiempo que he llegado a la seguridad de que considerando algo justo o razonable tengo tanto derecho como el que más a expresar mis ideas o a decir lo que me da la gana. Pero volviendo a mi idea inicial, considero que detrás de cada corredor ciertamente hay una persona que expresa, con mayor o mejor fortuna, con mejor o peor estilo, un sentimiento que me atrevería a decir que es pura filosofía. Sentimientos que otros corredores saben captar inmediatamente creándose alrededor de lo escrito un ambiente de pura complicidad; de pura hermandad, de solidaridad. Por eso cuando escribo pienso en ellos, para los que un día puedan llegar a serlo o para los que simplemente sienten curiosidad por saber lo que siente y piensa un corredor, otro corredor como ellos. Posiblemente resulte presuntuoso pretender resumir lo que piensa un corredor, lo que siente, pero no es menos cierto que aunque expresado de distinta forma o con palabras diferentes existe una raíz común que desemboca en un pensamiento compartido.


Dice Javi Sanz en su blog en relación con el libro de Murakami ....http://javisanz.spaces.live.com/

De todas maneras tengo que reconocer que aquí, en la RED, navegando por foros y blogs, te encuentras con escritores que dan cien mil vueltas a Murakami. Sus crónicas de maratones y sus mismos entrenamientos te hacen vibrar como si tú mismo hubieras estado corriendo junto a ellos. Esos corredores-escritores-blogeros-foristas anónimos, sin ser en absoluto conocidos, salvo por la gente de su entorno, son los que verdaderamente saben de qué hablan cuando hablan de correr.

Cuánta razón tienes Javi.

viernes, 9 de julio de 2010

Vuelven las buenas sensaciones


Es curioso, pero aunque el pulpo Paul no me pronosticó el esguince, ni la power balance evitó lo inevitable, lo cierto es que cuando quedaban apenas unos kilómetros para llegar a la meta del maratón de Rotterdam me vino un pensamiento extraño, negativo; tuve la sensación de que no volvería a correr un maratón, pero no por desgracia sino por abandono. Arrinconé el pensamiento porque no se correspondía con mis buenas sensaciones y además en carrera esos pensamientos hay que aislarlos porque además de no conducir a nada es que no conducen a nada bueno. Fue llegar a meta y olvidar ese pensamiento aunque no del todo. Sin pulpo Paul, con Power Balance, lo cierto es que tuve la lesión y ese pensamiento negativo se activó automáticamente. LLegué a pensar que efectivamente mis días de correr habían acabado.


Exagerado? Sin duda, si lo comparamos con otras lesiones, pero la realidad es que lo pensé. La recuperación pues como todas las recuperaciones ... incierta. ¿Estaba haciendo lo correcto? ¿Debía arriesgar más? Cuando empecé a trotar las sensaciones empezaron a ser buenas por aquello de que al menos podía correr, con ciertas molestias, pero corría.


Pero además llegó el calor, la pérdida de tono, tenía nuevamente agujetas, me sentía pesado, lento, .... las kedadas con mis compañeros de equipo fueron todo un reto. No me notaba fino pero tampoco tiraba la toalla. Veía lo bien que iban mis compañeros y no podía evitar sentir cierta envidia sana. Sabía, se, que las respuestas no hay que buscarlas en los demás, al menos no estas, sino en uno mismo y como tal sabía que "podía" ser una cuestión de tiempo, de físico pero también psicológico.


Muchos días de calor, el entrenamiento de este mesociclo está que ni pintado para que se me salgan los remaches del corazón. No he visto tantos ritmos VAM (más allá de los latidos) a lo largo de los muchos entrenamientos que ya he hecho. Y encima ritmos VAM con días de calor extremo.


Salí a hacer series a las seis y cuarto de la tarde con calor directo, indirecto, el olor a goma caliente del tartán era insoportable, cuando no el que irradiaban los muros que bordean a la pista. Eran series 2 x 5 (100 m VAM + 50 m 70% VAM) con calor, y más calor, con el corazón desbocado con unos pulsos de locura, con unos ritmos frenados por el calor, con gente alrededor que jugaban un partido de futbol, con otros atletas que entrenaban y a los que tuve que pedir por amor de Dios que me dejaran la calle uno libre. Tenía además que llegar a tiempo para ver el partido ante Paraguay. Cumplí el objetivo pero siempre tiene que haber en toda historia un tonto inútil y en ese caso fue una avispa que casualmente me picó en el tobillo izquierdo en la zona de la lesión. Así que estuve varios días, casi una semana con el pie como un botillo de León. Qué obsesión!


Esta semana eran series de 200 metros, nada menos que 10; podían haber sido 20 y hubiera sido peor, pero 10 a ritmos VAM con 30 segundos para recuperar, el corazón a eso de los 114 metros recorridos, se me salía. Más que a pulsos iba a buscar los ritmos de la prueba de esfuerzo que hice antes del maratón. Y lo conseguí.


Con estos calores duermo poco y madrugo mucho, como casi todos ... y la verdad y no lo digo por mí, que también, creo que los populares tenemos un gran mérito sacando fuerza de flaquezas teniendo que combinar tantas cosas y encima buscar que la mente tenga el equilibrio suficiente para disfrutar del entrenamiento, cuando no para hacerlo.


Como consecuencia de la lesión he estado varias veces a punto de tirar la toalla. ... Decía Paul Valéry que "Un hombre solo está siempre en mala compañía (Un homme seul est toujours en mauvais compagnie)"... de ahí la importanica de tener amigos, compañeros de fatigas y lesiones que te quiten de la cabeza esos negativos pensamientos.


Pero lo cierto es que a veces el cambio se produce cuando menos te lo esperas. Intuyes que si te esfuerzas prosperas, parece cosa de lógica, pero la lógica a veces no funciona, y menos en estos tiempos.


El caso es que con el corazón fuera, con el calor sofocante, con el canto de la chicharra animal y humana, a pesar de los pesares, a pesar de la avispa, del sistema linfático, a pesar de mí, de aquello y de lo otro ... vuelvo a tener buenas sensaciones. Dicen que el calor atrae la tormenta y que tras la misma sobreviene la calma. No hay vaticinio del pulpo Paul, la Power Balance sigue en mi muñeca sin hacer mucho por mi salvo los buenos recuerdos, no los del esguince, y el tobillo en su sitio, como mi cabeza; al menos eso espero.