jueves, 18 de agosto de 2016

UTDS DESAFÍO SOMIEDO - 29 de julio de 2016

UTDS DESAFÍO SOMIEDO
LLegué sintiéndome pequeño
"Marché" sintiéndome grande






Que se puede decir de esta carrera ... pues que es espectacular. Habría que entrar en cada detalle, que son muchos, y la lista sería interminable, recorrido, paisaje, personas, ambiente, ... una recomendación ... ¡hay que correrla!

Ser corredor popular no es fácil, que voy a decir que no sepamos, y si encima tienes un año complicado pues menos fácil. Muchas situaciones complicadas como para llegar con la cabeza fría a la prueba. Muchas veces pensando en darme de baja de la carrera, pero no lo hice. No iba bien de cabeza pero por contra soy muy cabezón y duro como el pedernal.

También la carrera supone un cambio cualitativo y cuantitativo en lo que había  hecho hasta ahora.

Pocas referencias de tiempos por no decir ninguna como para hacerme una idea de cuánto iba a tardar. Mi primera carrera de este desnivel y esta distancia. La anterior, el TP 60, pero nada que ver. Son carreras diferentes, ninguna de las dos fáciles.

Cuando te internas en el Parque de Somiedo empiezas a impresionarte y eso, te hace sentirte cada vez más pequeño. El paisaje te envuelve y te absorbe. Todo es montaña, todo es altura. Todo muy especial. Entras por Babia, ... montañas de una especial belleza, aisladas o en cadena y así llegas a Somiedo. 

Montañas, verdor, lagos, nubes, teitos, arroyos, niebla, nubes, ... ¿será el Brigadoon español?

Se nota que en esta carrera hay mucho nivel. Los "somedanos" que colaboran estrechamente en la carrera como Sergio, el nieto de la señora que nos alquila su casa rural en Valle de Lago, me anticipa las dificultades que me voy a encontrar en el recorrido. Pero como todo, el movimiento se demuestra andando. El recorrido lo iré conociendo mientras lo vaya recorriendo y se irá conformando con una sucesión de sensaciones, de conversaciones con otros corredores, con pensamientos, ..., con esfuerzo, con esperanzas ...



Nada defrauda en esta carrera, ... no defrauda el paisaje, no defrauda el recorrido, no defrauda la organización, no defraudan sus gentes, ... nada defrauda ... tras pasar un tiempo desde que corrí esta carrera tengo la sensación de que me ha dejado una huella imborrable.  Siento que aunque la volviera a correr otra vez nunca sería lo mismo aunque lo fuera incluso mejor. No quiero que ese buen recuerdo que me ha dejado, con sus miedos y alegrías, sea sustituido por otro. Siento ya su ausencia, ... las voces perdidas de los que me acompañaron, se convierten en fantasmas que formarán parte del todo, de la nada, de la inmensidad del universo ...



Sé que tengo que dar tiempo al tiempo y volver a correr una nueva prueba que me vaya quitando la sensación de ausencia que me ha dejado esta carrera que ya forma parte del recuerdo, parte de mí mismo. De un gran recuerdo. ¡Soy así, que le voy a hacer! El que nace lechón muere cochino.

En la charla técnica el día anterior

He escrito algunos borradores de la carrera y pretendía seguir con ese mismo patrón de carrera pero he decidido que no la voy a hacer como la he hecho siempre.

Decir que animo a tod@s a correrla, con el respeto y responsabilidad que se merece una carrera de este tipo. La carrera lo ha sido todo porque todo era la carrera. 

La carrera 

5, 4, 3, 2, 1..... arriiiibaaaaaaa ... gritaba el speaker

Para mí la carrera ha tenido varias partes. El comienzo. Madrugar. Salir de Valle de Lago de noche, con niebla. Llegar muy pronto y esperar a que la salida de la carrera se vaya llenando de corredores. Mirar a los demás con complicidad y curiosidad.


Recorrer el primer tramo de carrera, la cuesta de salida que me resulta llana cuando la manada de corredores te impulsa hacia adelante tras el pistoletazo de salida.


Jorge, Sonia (2ª de su categoría en UTDS). Servidor 7º de mi categoría.

Me dejo llevar. Me preocupa ir demasiado despacio. Salgo en el puesto 143 y terminaré en el 112 de los que llegan (184, de los más de 300 inscritos) después de haber pasado por distintas etapas con un "rubicón" en la Farrapona en la que de no haber sido por distintas circunstancias tal vez hubiera abandonado. 

Nunca tuve un sentimiento de abandonar como el que sentí antes de llegar al Lago de la Cueva. En las praderas precedentes. La bajada de "El Cornón" con el calor y polvo del tramo final del recorrido me transmitían unas sensaciones de dureza que junto con un incipiente y creciente problema de estómago, junto con los kilómetros que quedaban por delante, claro está, iban minando mi fuerza mental.


 Aunque en esta foto no se aprecia. A lo lejos como hormigas suben los corredores

Desde El Cornón
Entrando con Dioni en Santa María del Puerto

Renacer. Pero a veces la solución a nuestros problemas la tenemos al alcance de la mano solo que no siempre nos damos cuenta de ello. El sentido común. Ese fue lo primero. Cuando superé la subida posterior a Lago de Valle (llegué no especialmente bien. Allí me esperaba mi mujer y le dije que estaba siendo muy dura pero que iba a intentarlo), antes de entrar en las praderas de los Lagos, tenía el estómago con sensación más que de cierre (como me ocurrió en el TP 60) de diarrea. Tampoco gestioné bien el tema de las sales. Mi estrategia de nutrición fue un desastre, no porque estuviera mal pensada sino porque no pude cumplirla. En estas distancias los geles y yo no nos llevamos bien. Algo tendré que hacer para habituarme a ellos o a alguna marca que me siente bien u optar por algo natural (la pasta y el arroz con leche me dieron nueva vida en Saliencia).

Pues sí, fue el sentido común. Si estás cansado, si ves que las piernas no te responden, si además psicológicamente te vienes abajo, ¿qué es lo más lógico que se debería hacer? Efectivamente, descansar. Sin embargo a veces nos empeñamos en continuar como si no hubiera otras opciones. Me tumbé. Primero me senté y luego me tumbé como para echarme una siesta. Tener esa maravilla de paisaje al alcance de la mano y no poder disfrutarla. Esa manta natural y no poder tumbarte. Rodeado de montañas. Crucé una pierna sobre la otra y la otra sobre la una y cerré los ojos. Si iba a abandonar en Farrapona iba a disfrutar de estar un rato tumbado, disfrutando del paisaje. 

Tras un rato tumbado me levanté, viendo pasar a corredores y tal  vez por ese orgullo de competitividad me levanté. Poco a poco fui caminando hasta llegar a la bajada en la que empecé a trotar y luego a correr.

La bajada fue proverbial para ayudarme a recuperar. Vi que iba bien, y me fui animando. En ese trayecto varias personas "no corredoras" me dijeron que tenía el avituallamiento cerca y que me alimentase bien. Uno de ellos fue Elio de Pedro. Esas palabras se me quedaron grabadas a cal y canto y así lo hice.

También  la suerte de encontrarme con otro corredor, creo que vasco, que compartió su agua conmigo y eso me emocionó como cuando les dije a sus hijos el gesto que su padre había tenido conmigo.

Llego al avituallamiento de la Farrapona y hago por comer algo que no sea solo isotónico y agua, o avellanas. Como dos trozos de plátano, una nube (chuche) y un vasito de café pero lleno de cocacola.

Renacer en Ferrapona

Euforia. Me senté en las sillas que había y tras descansar algo salí a por los bígaros. No me preguntéis cómo, pero empecé a sentirme cada vez mejor. Subía como un tiro y esa fue marca de la casa en todas las cuestas que siguieron. Subía mejor que bajaba, como poseído como si tuviera que hacerlo en un tiempo record. No podía parar y aunque fuera jadeando y sudando no sentía cansancio. Disfrutaba con ello. Era como un resurgir a la vida y aferrarme a eso me dio nueva fuerza.

 Lago de la Cueva - rubicón

Desde los bígaros con amor
Impresionante esta imagen de Los Bígaros

La bajada posterior a la braña de la Mesa es dura. Muy inclinada y pronunciada. Los cuádriceps sufren mucho y además no es una bajada cómoda. La bajada de los bígaros también tuvo especial complejidad o el deambular por ellos, desnivel y complejidad técnica. Los cuádriceps fueron los músculos más castigados al final de la carrera. Comentaba con otros corredores, estaban de acuerdo, en que casi preferíamos subir a bajar y si ese sentimiento lo tuvimos varios sería por algo. Como decíamos, es difícil lesionarse en una subida pero fácil en una bajada. 

Probablemente fue desde la Farrapona cuando el sol nos dio descanso y el calor fue cediendo. Calor con humedad. Para luego pasar a la niebla cuando no lluvia fina provocando escenas para mí de ensueño, tal vez mágicas. Eso me impidió contemplar el paisaje en su plenitud pero me permitió conocer esa otra imagen más especial, tal vez la que necesitaba, más interior, ... 

En Saliencia, me esperaban mi mujer, Jorge (Presidente del Club Trail Xtrem) y su hijo Rodrigo y me trataron como a su pupilo. Me alimentaron, me animaron, se volcaron en mí. Jorge insistió en que comiera dos platos o tres de pasta. Pude con dos y también arroz con leche. Pedí tomar coca cola pero no me dejaron; hicieron bien. 

De allí salí como un tiro hacia Arbeyales. En la subida que siguió cogí distancia respecto de mi compañero de Jaén. Al no poder seguirme decidí tirar sólo. Fue a partir de aquí cuando llegó la niebla. Pasando teitos, con el único sonido de mi respiración y mis pasos. Iba como una máquina, rebasando a otros corredores. No me podía creer como podía haber resurgido de esa manera.

Me encontré en la subida a compañeros de Dioni, un corredor de Madrid del equipo "los locos del cerro", con el que compartí muchos kilómetros, desde la bajada de El Cornón y al que perdí (dejé marchar sin decirle nada porque no quería comprometerle) cuando me paré a descansar en las praderas de los lagos. Uno de ellos me indicó la posibilidad de tomar agua en un pilón que había en un recodo del camino que podía pasar desapercibido por la niebla. Iba con un compañero que tenía problemas en una pierna. Creo que ambos acabaron la carrera.

Continué por ese camino sólo, entre la niebla, .. un nuevo pilón, ... teitos ... aplausos de un voluntario ... creía que no teitos. Una caída-resbalón sin importancia. Nadie me vio. Jajaja. En la bajada contacto con Dioni que se sorprende de mi remontada y ya con él iré hasta Valle de Lago II (II: segunda vez que se pasa por Valle de Lago pero por un avituallamiento diferente).

En la bajada a Arbeyales, de piedra mojada, tenemos que extremar las precauciones. Por algunos vídeos de la carrera otros corredores la bajaron seca.

Paraje muy complicado con el suelo mojado

Nosotros tuvimos que bajarla como si estuviéramos descendiendo una pendiente con nieve y hielo porque resbalaba muchísimo; una de las veces me caí y en otra resbalé, sin consecuencias. Llegamos a Arbeyales y allí están de nuevo Alicia, Jorge y Rodrigo para ayudar ... Sonia, corría también la UTDS y quedó segunda de su categoría. Descanso, tomo agua, casi un plátano, isotónica ... fotos y continuamos.


 Jorge y Rodri
La ciencia del plátano 

A partir de allí ya se huele la meta. Me siento fuerte. Antes de empezar la subida de 3km me encuentro con "Sergio" quien me dice que le demos vidilla que ya tenemos la carrera hecha. Esos tres kilómetros se hacen interminables y en la bajada llega el avituallamiento de Valle de Lago II. Me paro a tomar algo de plátano y a reponer el agua. Nos ofrecen cervezas (es el puesto de Estrella Galicia) y tengo que hacer grandes esfuerzos por no tomar una pero ... a ver si me va a sentar mal. 

Le digo a Dioni que tire y se marcha que le cogeré después pero no fue así. Ya no le veré hasta la meta. Se hizo de noche. Tuve que coger el frontal y me dejé ir. Rebasé a cuatro o cinco corredores, pensé que uno era Dioni pero no, es como si se hubiese esfumado. 

Ya veo las luces de Pola de Somiedo, abajo en el valle, muy cerca de mí. Un voluntario me anima. Le doy las gracias. En mi cabeza empieza a brotar la felicidad, la satisfacción, el deber cumplido, los miedos superados, los obstáculos superados, ... se me corta la respiración de la emoción, las lágrimas quieren brotar de felicidad, entro en el pueblo, la meta ya es mía, la gente de los bares me jalea, pongo el frontal en modo intermitente para teatralizar más la entrada, jajaja, también se lo merecen quienes están esperando, y veo a Alicia, Jorge, Rodri, Óscar _(2º de MDS en su categoría) esperando, y me voy con Alicia corriendo juntos hacia la meta. Juntos entramos en meta y nos besamos.



No sé que me dice el speaker y no quiero ser descortés con él. Dice mi nombre, Carlos Prieto. Nos chocamos las manos. Dioni está allí y nos damos un apretón de manos. Cuando estaba llegando a la meta dije ... Lo hemos conseguido!!!!

Junto a Dioni Fernández

¡¡¡Lo hemos conseguido!!! Un pensamiento hacía los demás corredores, compañeros de fatigas, hacía mí y hacia quienes han estado cerca de mí en esos momentos ayudándome, muchos saben quienes son, mi mujer, mis hijos, mis entrenadores (Marta y David), a la Doctora Ruth, al Doctor Alejandro Domingo, mis compañeros del Trail Xtrem Team y Academy, a los amigos del Equipo T-Diesel, ... a los de la organización, que también desde su web resolvieron mis dudas, a los voluntarios que nos dan vida con su solidaridad, su presencia y palabras de ánimo,

El equipo de voluntarios

a Alicia, Jorge y Rodrigo que me dieron la vida en esos avituallamientos, a las personas anónimas que a lo largo del recorrido te regalan sonrisas y palabras de ánimo, a Marcos Peón por sus artículos, a Toño (otro corredor de ediciones pasadas por sus consejos y ánimos; importantes ánimos), a Caperán por sus consejos sobre psicología del corredor, a tantos ... por Pequis, por Bruno ... y por alguien muy especial que nos dejó este año, a quién se echa mucho de menos aunque está en nuestros corazones, que nos mira y protege desde el cielo

FIN 

Actualizado a 21 de agosto de 2016