jueves, 31 de diciembre de 2020

CARRERAS VIRTUALES 2020

 

Este año es el de las carreras virtuales como consecuencia de la pandemia provocada por el COVID-19. Pero antes de eso de lanzarme con esta nueva forma de correr, sin saber muy bien a qué era debido, cuando intentaba correr tenía microroturas en los gemelos que me impedían volver a coger ritmo.

Tras "Talajara" de septiembre de 2019, prueba de MTB, tampoco finalicé el año, que recuerde, corriendo ninguna prueba de ningún tipo. Así que, finalicé 2019 entrenando sin más.

2020 empezaba con el ánimo de intentar recuperar la normalidad en los entrenamientos, marcarme algún objetivo de "mtb" y retomar la carrera a pie para poder correr nuevamente en montaña, hasta que llegó el COVID 19, el confinamiento desde el domingo 15 de marzo hasta que ya pudimos salir a hacer deporte en las franjas y límites marcados, el domingo 3 de mayo.

Como tuvimos ocasión de comprobar, todas las carreras previstas para 2020 empezaron a cancelarse, entre ellas, carreras tan conocidas como la ZEGAMA y el Gran Trail Peñalara.

 

ZEGAMA VIRTUAL

 

A pesar del confinamiento, pude hacer bicicleta estática, lo que me permitió seguir manteniendo una cierta disciplina si bien otro tipo de rutinas las abandoné (mal hecho) como el core, fuerza, … Pero no es menos cierto que tampoco disponía de mucho tiempo pues por mi trabajo tuve que estar operativo, mañana, tarde, noche, festivos y vacaciones con temas de gran responsabilidad que no me dejaban apenas tiempo libre o como para centrarme en un entrenamiento un poco más completo y constante. Así que, intenté en lo posible no perder forma.

Y llegaron las ideas de las carreras virtuales y algunas como la ZEGAMA, carrera de trail mítica, se me presentó como una posibilidad de reenganche en esto del correr. Una carrera, la real, dura, para corredores de nivel y muy bien entrenados, a la que se accede, para el resto de los mortales, por sorteo, si cae la suerte. Aunque el primer año que entré en el sorteo (2016) me decía, que, tienes suerte si sales pero también si no sales, porque si sales es una carrera muy difícil porque no es fácil superar los tiempos de corte si tu nivel no es muy bueno. En estos momentos desconozco si volveré a estar en un nivel de forma como para enfrentarme a esta carrera por lo que de momento me conformo con disfrutar con lo que hago, sin agobios. Los entrenamientos extenuantes creo que para mí ya han pasado por lo que elegiré objetivos menos ambiciosos, aunque, quien sabe. De momento tengo claro que ni no está entre mis objetivos. Creo que cada corredor debe ser sincero consigo mismo y saber lo que está a su alcance en cada momento y lo que no. O lo que puede estarlo pero siempre de un rango de lo posible, no de los milagros.

A lo que iba, los organizadores de la ZEGAMA tuvieron la gran idea de que organizarla virtualmente . Sería algo positivo para la propia carrera y para todos nosotros en un momento como éste. Había que finalizarla en un tiempo, cada día los km que cada uno quisiera hasta completar la distancia de la carrera y no necesariamente emulando la montaña. Así que, como el confinamiento nos permitió salir a hacer deporte en determinadas franjas horarias, pero nos impedía salir de nuestros municipios, inscribirme a esta carrera virtual me supuso la mejor motivación para volver a empezar. Además lo organizaron de una manera sencilla y atractiva pues según ibas superando unos puntos míticos de la carrera te devolvían la imagen del punto superado y así te animaban a ir a por el siguiente.


 

La finalicé y me dio nuevos ánimos para continuar.

Y este reto me llevó al siguiente:

  

GRAN TRAIL PEÑALARA MODALIDAD BRONCE

 

Tras correr la UTSomiedo en 2016, como ya he contado en otras entradas me lesioné de la manera más tonta y no corriendo. Intenté recuperarme para correr el GTP al año siguiente considerando que al haber corrido una carrera de ultra trail en 2016 tenía el “salvoconducto” para poder entrar en el sorteo del GTP de 2017 Lo mejor es que salí en el sorteo, lo peor es que no estaba recuperado y tuve que cancelar mi inscripción.

Así que es otra carrera que se me ha quedado muy lejana para poder correrla, pero el Club Peñalara tuvo también la excelente idea de hacerla virtualmente en tres modalidades, NON-STOP o nivel oro (emular la carrera), nivel plata (en tres etapas) y nivel bronce (seis etapas). Al no estar en un nivel de forma suficiente me apunté a la versión bronce. Por el formato de carrera no habría avituallamientos así que el recorrido se modificó de manera que se pudiera acabar en poblaciones como por ejemplo la primera etapa (comenzaba en Navacerrada y terminaba en Manzanares el Real).

 Las etapas las hice, el 28 de junio, 11 de julio, 18 de julio y la cuarta y quinta el 22 de agosto, lesión y 10 de octubre, la última etapa.

De manera resumida diré que disfruté mucho de esta carrera, no solo porque se corría por montaña, que también, sino porque tuve la oportunidad de correr por zonas por las que nunca había corrido. La subida hasta "La Maliciosa" la he hecho muchas veces pero no la bajada a La Pedriza que me pareció muy bonita aunque se me hizo muy larga. Me gustó la subida a La Pedriza desde Manzanares, cruzándome con un jabalí, pero no me gustó la zona llana que discurre campo a través hasta llegar al bosque de Miraflores. La subida desde Miraflores hasta Rascafría la conozco por el TP 60 pero la he recorrido muchas veces con lo que sabía a qué me enfrentaba. También conocía la subida hasta el Puerto del Reventón aunque se me hizo algo largo. Desconocía la bajada hasta la Granja aunque años atrás había corrido una carrera que discurría por el bosque de La Granja (k-22 Peñalara en 2015) con lo que había puntos que no me eran desconocidos. Me apenó ver el monte quemado. Por lo que me dijo alguien con quien me crucé, gracias a un pirómano. Llegar a La Granja y regresar hasta Cotos. Me hice dos etapas en una. Me costaba a veces encontrar el camino. Por el bosque pasé por zonas espectaculares, pero acusaba ya el cansancio y se me hizo bola. En una zona de un riachuelo y antes de emprender la subida por el bosque no encontraba el camino. Eso en una carrera no pasaría al estar balizado. Perdí las gafas en una subida y me di la vuelta para encontrarlas y tuve la suerte de encontrarlas.

Aunque llevaba suficiente agua enseguida me encontré sin avituallamiento. Dejé pasar alguna zona donde podía haber cogido agua de un riachuelo aunque sin tratar y preferí no hacerlo. Iba bastante agotado, con calor y sin agua. El camino hasta Peñalara ya en el collado de la cima no lo encontraba. El paso por Peñalara también se me hizo duro como prácticamente toda la bajada pues ya iba pidiendo meta.  Se me pasó por la cabeza continuar hasta Navacerrada que era la idea original pero se me iba de tiempo y hubiera sufrido sin necesidad. Finalicé con un palizón de la leche pero contento. A la semana siguiente fue cuando me lesioné al hacer un entrenamiento de calidad. Intercalaba en mis entrenamientos normales estas tiradas con más km y ya fuera por la intensidad del resto de entrenamientos o por la suma de todo, incluida la anterior etapa, me lesioné.

Finalmente y gracias a que se prorrogó el reto al 31 de octubre, pude recuperarme y terminar el GTP virtual. De Cotos a Navacerrada, llegaba al parking de noche. La venta Marcelino cerrada. También cerradas las cafeterías del Puerto de Navacerrada.

El camino lo he hecho muchas veces y lo conocía bien. Frío y viento subiendo y en la Bola del Mundo. La bajada por la barranca la recordaba en parte por el TP60. La pista final, la entrada en el pueblo, recordar la entrada en el TP60 y finalizar el reto.

Disfruté mucho de la carrera pero también fui testigo de otras cuestiones colaterales como que los habitantes de los pueblos de la sierra disponen de escasos medios de transporte para comunicarse entre ellos y así al dividir mi reto en etapas no circulares tuve que acudir en un caso a familiares y en el resto de las salidas a los taxis que dan servicio a esa parte de la sierra. La última etapa, la que terminaba en Navacerrada esperaba haber cogido el autobús que sube a Cotos pero creí que había más frecuencia en la subida a Cotos y justo cuando yo entraba en Navacerrada me cruzaba con el último a eso de las 10 y pico de la mañana (no lo recuerdo exactamente). Como nota simpática, el zorrito del parking del Puerto de Cotos acudiendo a mí para que le diera comida.

Ya veremos si 2021 nos permite más alegrías que 2020. No lo parece.  



1 comentario:

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