Desde 2008 no volvía a reencontrarme con esta mítica carrera del panorama popular. El 2009 no se organizó la carrera y el 2010 no pude correrla por estar lesionado. A diferencia de aquella edición, la de 2008, el circuito se ha modificado para, en mi opinión, hacerlo más exigente. Con este nuevo recorrido, la carrera gana y pierde. Gana en cuanto que se recorre la calle más céntrica y emblemática de San Lorenzo de El Escorial, la calle Floridablanca. Por esta calle se pasa dos veces, al salir y antes de llegar. Pierde en cuanto que el atractivo de la carrera, la cuesta "rompecorazones" se ha recortado. En 2008 y anteriores ediciones, el corredor la contemplaba desde su base, en toda su extensión. Era un espectáculo ver a la serpiente humana escalar por ese muro con gente animando a ambos lados. Cuando el corredor llegaba al inicio de la pendiente, la contemplaba, internamente le hacía una reverencia y comenzaba la noble lucha de poder contra poder.
Ahora cuando el corredor llega a la cuesta llega, al menos en mi caso, con unas cuantas cuestas de más y se topa con el muro más duro de la cuesta. Se siente un bajonazo y ni se contempla cuesta, ni se la reverencia sino que se tira "palante" y que sea lo que Dios quiera.
La familia, la esposa, los hijos, los amigos son parte importante en esta contienda ya que sus ánimos son decisivos para no rendirse a pasar de correr a caminar. Nada innoble hay en caminar pero lo no escrito en esta carrera es subirla corriendo (o haciendo el gesto de que se corre pues la inclinación no concede ni velocidad ni estilo, las piernas llanean por no decir que se arrastran) sin olvidar que lo primero es la salud junto con disfrutar.
Este año se me hizo especialmente más dura, bien es cierto que en días previos estuve enfermo con fiebre y era mi segundo día tomando antibiótico. Quisiera o no, no estaba muy fino y supongo que eso me restó fuerzas en los momentos decisivos. El año que viene espero desquitarme con el permiso de la rompecorazones. En 2008 terminé la carrera con un tiempo de 39:27 para aquél recorrido y este año en 40:12 para un recorrido diferente.
Pero sin duda lo mejor de la carrera aparte de la lucha de cada uno con lo suyo ha sido ese momento especial de equipo. Ver que mi hermano Crack vuelve a estar en perfecta forma me hace feliz. Ver que Ana, LadySport, es capaz de, cual ave fenix, resurgir de sus lesiones y calzarse esta pedazo de carrera superexigente es para hacer reverencias hasta que a uno le duela la espalda.
Ver a muchos turbitos que nunca habían corrido esta carrera me hace feliz pues es una carrera que deja huella y solo se quiere compartir con los amigos lo que uno considera bueno para uno mismo. Correr junto a mis hermanos veteranos de carrera también.
El reencuentro con amigos, familiares, ... es el colofón a una mágica fiesta del deporte. La carrera, por si alguien no lo sabe, se corre a las 9 de la noche y tras la carrera, lo suyo es dedicarnos tiempo al equipo y que mejor forma de hacerlo que alrededor de una gran mesa. Cada vez somos más y aún no se ha descubierto el diseño de una mesa que permita a todos conversar con todos, es lo que tienen las mesas alargadas.
Noche mágica y ... despedida hasta la nueva temporada. La luz que aparece en la fotografía es la de nuestros hermanos ausentes-presentes.